El comité ejecutivo de la IHAN ha tenido conocimiento desde distintas fuentes sobre lo ocurrido en el Congreso de la AEP celebrado estos días atrás en Zaragoza. Se ha impedido que una madre, pediatra, que estaba amamantando a su bebé pudiera pasar al congreso con él. La AEP ha intentado justificarse diciendo que estaban cumpliendo la ley ya que donde hay presencia de la industria farmacéutica solo pueden pasar personas acreditadas. Estamos seguros de que de esta ley, como casi siempre, se podrían hacer muchas lecturas. Parece extraño que la AEP haya elegido la interpretación que más se aleja de los derechos de los niños cuando además entra en contradicción con sus estatutos en los que se recoge como primer fin “Velar por cuanto se refiere a la salud y calidad de vida del niño y del adolescente, en sus aspectos físicos, psíquicos y sociales, así como del medio ambiental en el que se desarrolla”.
El problema legal con la industria farmacéutica y de alimentación debería centrarse en si la presencia de la industria en un congreso de pediatría vulnera la ley española que, de entrada, prohíbe a las compañías fabricantes de leches de fórmula realizar regalos a los profesionales y a los profesionales recibirlos. Quizás la preocupación de la AEP no debería ser que los bebés estén con sus madres pediatras en un entorno de industria farmacéutica. La AEP debería estar preocupada por el importante conflicto de interés que supone la colaboración como sociedad científica con la industria de alimentación infantil.
También debería preocuparle la exposición de los residentes, futuros pediatras, a tal cantidad de publicidad ostentosa de fórmulas infantiles y otros productos que se aleja mucho de lo considerado como información científica. También les acostumbra a recibir regalos de la industria cuando esto no debería ocurrir ni desde el punto de vista ético ni desde el legal. Todo ello vulnera la ley y el código de comercialización de sucedáneos de leche materna. No podemos seguir normalizando esta situación.
En muchas reuniones científicas europeas y norteamericanas y en algunas españolas, con mucha frecuencia se ven mujeres con sus bebes y la industria (no de fórmulas infantiles), presenta sus avances tecnológicos o farmacológicos desde discretas mesitas en las que casi cuesta identificar a que compañía te estas acercando.
Con hechos como el que se ha mencionado, tampoco la AEP parece dispuesta a facilitar la formación de las mujeres pediatras, independientemente de su situación familiar, estén amamantando o no, porque no siempre se dispone del suficiente apoyo para dejar a un bebe de pocos meses al cuidado de otras personas. En los congresos médicos, donde cada vez la presencia de las mujeres jóvenes es mayor, debe respetarse el derecho de las madres con lactantes a decidir si acuden o no acompañadas.
Si, tal como ha comentado también la AEP, el problema es de cobertura del seguro en el congreso, no parece muy complicado, ni muy costoso, que la sociedad pague el seguro de un número de acompañantes menores de edad que no sería difícil de estimar. Sin duda, no será difícil encontrar soluciones posibles dentro de la ley, con garantías de seguridad para los asistentes al congreso, y en sintonía con los deseos de las madres y los derechos de los niños.
Hoy muchos residentes y pediatras de todas las edades se han sentido avergonzados de la sociedad a la que pertenecen y han dejado claro que ellos quieren una AEP diferente.
Estamos seguros de que la AEP será sensible a todos estos aspectos en la organización de próximos congresos y que pronto veremos a las pediatras, y a los pediatras, con sus bebes en los congresos.
COMITÉ EJECUTIVO DE LA IHAN
Carmen Pallás Alonso
María Teresa Hernández Aguilar
Beatriz Flores Antón
Salomé Laredo Ortiz
Juan José Lasarte Velillas
Francisco José Pérez Ramos
Javier Soriano Faura
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